Martorell, 21 de mayo 2019. El punto de encuentro de los vientos, ese es el nombre por el que conocen los habitantes de Mallorca el Cabo de Formentor, el punto más al norte de la isla. Una espectacular carretera de costa, con acantilados de hasta 300 metros de altura, es el camino para llegar hasta el faro que lo corona. Por primera vez, CUPRA Formentor, rueda por el cabo que sirvió de inspiración para su diseño.
Un escultor llamado viento: Los vientos y las olas moldean día a día los inclinados acantilados del Cabo de Formentor. Esta naturaleza cambiante inspiró a Alberto Torrecillas, diseñador de exteriores de CUPRA, para crear su silueta aerodinámica: “El viento esculpe las rocas, lo que me sirvió para inspirarme en el diseño de las líneas de tensión, en las que se aprecia el dinamismo y la sensación de movimiento, incluso cuando el vehículo está parado”.
Aguas cristalinas: El color turquesa de sus aguas cambia cuando sopla el viento del norte. Bajo la superficie, los tonos se oscurecen en sus cañones de hasta 60 metros de profundidad, idóneos para realizar inmersiones. Los diferentes tintes del Mediterráneo sirvieron al departamento de Color & Trim para crear el color Blue Petrol, un azul profundo mate, casi negro, diseñado expresamente para este concept. “Cuando la luz se proyecta en los volúmenes de CUPRA Formentor se puede apreciar desde la sombra más profunda hasta su pura iluminación”, comenta Alberto Torrecillas.
Acantilados de más de 300 metros de altura: La carretera que recorre la península de Formentor es un laberinto de curvas construido en la década de los 30 por el ingeniero italiano Antonio Parietti, con el viento de Tramuntana como guía. “El primer viaje de CUPRA Formentor por esta impresionante carretera con acantilados pronunciados fue una experiencia impresionante, con un punto mágico”, explica Torrecillas. “La sensación de estar con un vehículo que diseñaste, en un sitio tan espectacular como este, es única”.
Energía solar fotovoltaica: Al final del camino, a 188 metros sobre el nivel mar, está el faro de Formentor. Por su ubicación, fue el faro más complicado de construir de las Islas Baleares. Su torre de 56 metros de altura empezó a funcionar en 1863. Ahora funciona con energía solar fotovoltaica. Precisamente, Formentor cuenta con un motor híbrido enchufable de alto rendimiento que inicia el camino de la marca hacia la electrificación.